Podemos distinguir por importancia dos grandes tipos de especulación,
la especulación financiera y la especulación con los inmuebles o especulación
inmobiliaria. La primera consiste en la reventa de activos financieros de
empresas (títulos, valores, divisas,…) y la segunda en la reventa de inmuebles
tratadas ambas, aplicados al caso español, por José Manuel Naredo (NAREDO, J. M.
1998). Las transacciones financieras que se dan en las bolsas de todo el mundo
son en gran parte operaciones especulativas, gran parte del VAB de los países
más desarrollados proviene de actividades no productivas . Cuando la crisis y la
inestabilidad alejan a los inversores de la bolsa, la especulación encuentra su
mejor terreno en la compra-venta de inmuebles.
Los capitales encuentran refugio en la edificación y el suelo, dado que los
precios del suelo suelen tener una marcha bastante independiente del resto de la
economía. Al volcar los capitales sobre la vivienda, se incrementa la demanda y
por lo tanto el precio de la misma, así aquellos que han comprado provocando el
aumento del precio se encuentran con que sus propiedades valen más que cuando
las compraron. Han obtenido beneficio sin mediar producción. Esto se puede hacer
de forma más o menos intencionada aprovechando su escasez (TAMAMES, R. 1996, p.
263). Si un comprador (un individuo o una empresa) tiene los suficientes
recursos puede provocar una subida artificial de los precios de forma consciente
e intencionada, al invertir gran cantidad de dinero en un espacio y un tiempo
reducidos. De cualquier forma aunque otros especuladores no tengan este poder,
se aprovechan del efecto de la subida de los precios de forma consciente para
obtener un margen de beneficios.
La especulación inmobiliaria se realiza en primer lugar en el suelo rustico, a
través de su compra a bajo coste, recalificación y venta, con grandes
rentabilidades para el especulador (FERNANDEZ DURAN, 2006) La especulación con
viviendas que provoca el elevado número de viviendas vacías, se tiende a
producir en terrenos de elevado valor, bien en zonas estratégicamente céntricas
o en ensanches dedicados a viviendas de lujo. En el primer caso la escasez de
vivienda en el centro de las grandes ciudades puede hacer subir el
precio del metro de suelo de forma casi
ilimitada. En el segundo caso, el propietario se encuentra con las limitaciones
del mercado de viviendas de lujo, que puede saturarse fácilmente como indica
Capel, permaneciendo vacías largo tiempo a la espera de un comprador (CAPEL, H.
1983, p. 118). Cuando se dan grandes subidas del precio del suelo y la vivienda,
de forma provocada o no, los suelos pueden pasar por muchas manos, cada una de
las cuales obtiene su parte de ganancia especulativa. Cuando los precios del
suelo se disparan, al ser tal la tasa de ganancia de estas inversiones, los
propietarios tienen tendencia a no vender o vender solo a precios tales que no
pueden pagar a menudo más que sociedades que compran con una finalidad
superespeculactiva.
Las dinámicas economicistas que se desarrollan en determinadas zonas de las
ciudades modernas convierten estos elementos de reproducción (la vivienda) en
medio de producción de plusvalías, perdiendo en ocasiones su utilidad original y
dedicándose por completo a este nuevo uso. El valor de cambio de estas
mercancías acaba actuando de forma independiente a su valor de uso, de hecho “El
espacio urbano, la ciudad toda, adquiere un valor de cambio, más importante y
por encima de su valor de uso.”(CAPELL, H. 1983, pp. 20). Así el valor de uso,
en ocasiones, no influye en él la finalidad que se le da a la mercancía como es
el caso de las casas abandonadas o desocupadas por largos periodos de tiempo con
fines especulativos. Sin embargo el valor de uso influye determinantemente en el
proceso de gentrificación, siendo el factor de atracción fundamental para la
invasión-sucesión de una zona por parte de los nuevos grupos sociales.
[ Colaborado por: Rosario Garcia como modo de colaboración
para Agendistas.com
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